En Ecuador, las provincias más afectadas son aquellas que tienen en su geografía, territorios con clima tropical, así en el 2008 el 85% de los casos adultos y niños del país venían de las provincias de: Esmeraldas, El Oro, Guayas, Santo Domingo de los Tsáchilas, Los Ríos, Manabí, Orellana, Sucumbíos y Morona. En el año 2012, el Ecuador recibió por parte de La Organización Panamericana de la Salud (OPS) el premio 'Campeón de la lucha contra el paludismo de las Américas' por haber reducido en un 70% la tasa de morbilidad por esta causa, en los años 2010 y 2011.
En Ecuador las especies de Plasmodium que se transmiten son el P. vivax y P. falciparum, este último, que produce las formas más graves, incluyendo la cerebral.
Se debe tomar en cuenta que en los niños que son afectados por primera vez presentan todos los síntomas referidos como: fiebre, escalofríos, sudaración profusa y cefalea; acompañados o no de nauseas, vómitos, artralgia, dolor abdominal y de espalda. En los niños que viven en áreas endémicas de Paludismo pueden no presentar todos estos síntomas pero sí manifestaciones como: Anemia, hipoglicemia, Esplenomegalia.
Para diagnosticar paludismo, se debe de mantener a esta enfermedad como causante de "fiebre de origen a determinar", es decir una enfermedad febril en la cual no se encuentra una causa específica en la exploración usual de un niño. El método de diagnóstico sigue siendo el examen microscópico de uno o varios (días diferentes) extendidos de una gota de sangre, esto permitirá determinar al parásito y la cantidad que se encuentran en sangre permitirá dar una idea de la severidad.
Compuestos cloroquina, quinina, quinidina, halofantrina y artemisinina son fármacos de acción rápida que se puede poner fin a un ataque agudo de malaria. La cloroquina, el medicamente más frecuentemente utilizado y que actúa con rapidez, tiene el inconveniente de presentar una resistencia muy extendida en los Plasmodium.
La vacuna RTS S/AS01 contra la malaria, utilizada en niños africanos de entre 5 a 17 meses que viven en zonas de alta endemicidad, mostró una tasa de eficacia de 55,8%