Una vez hecho el diagnóstico de la artritis idiopática juvenil, es imposible saber cuánto tiempo durará la enfermedad. A pesar de recibir el tratamiento adecuado esta no desaparece, sólo mejoran los síntomas y los resultados de los exámenes de laboratorio.
Las causas que producen la enfermedad son desconocidas. Se piensa que la artritis crónica es consecuencia de una respuesta anormal del sistema inmunológico, en el que éste pierde su capacidad para diferenciar lo ajeno de lo propio y ataca a sus propias articulaciones.
Entre los síntomas que alertan la presencia de la artritis idiopática juvenil en un niño o adolescente están la inflamación articular persistente, es decir dolor; la hinchazón y la limitación de la movilidad de la articulación. Además, la enfermedad puede ir acompañada de inflamación del ojo, por ello es necesaria la consulta con un oftalmólogo.
Si la artritis no se trata adecuadamente podría ocasionar:
- Daño en el hueso y cartílagos.
- Crecimiento inadecuado.
- Atrofia de los músculos.
- Limitación de las articulaciones.
- Deformidades.
En ocasiones las deformidades y limitaciones del movimiento articular son tales que imposibilitan al niño sus actividades cotidianas como: comer, vestirse, peinarse, ir al baño solos, subir escalones, correr, etc. En algunos casos produce diferencia del largo de las piernas.
No hay ninguna medicación que cure la Artritis Idiopática Juvenil, solo la controla, la mantiene "apagada". Para ello son necesarios controles continuos tanto con su médico pediatra, reumatólogo y oftalmólogo; exámenes de laboratorio y la toma continua e ininterrumpida de la medicación indicada.
Recuerde que si bien no existe forma de prevenir la enfermedad, un diagnóstico y tratamiento oportuno ayuda a reducir las limitaciones articulares y a mejorar la calidad de vida. Ante cualquier duda consulte a su médico.